Dependencia energética: cómo garantizar la resiliencia y la competitividad

21.12.22 08:21 PM - By Ameneer Mexico

Según el secretario general de la ONU, António Guterres, quien fue invitado a una cumbre sobre desarrollo sostenible el pasado 21 de marzo de 2022, nuestra dependencia de los combustibles fósiles es una "locura". En 2020, el 80% del consumo mundial de energía todavía estaba vinculado a los combustibles fósiles, según el IPCC. Cada vez hay más conciencia de que necesitamos resiliencia energética. Pero ¿qué significa esto para las empresas? ¿Cómo pueden la tecnología y los datos ser elementos clave de este cambio de paradigma?

Dependencia energética: un callejón sin salida para la actividad económica

Dependencia de combustibles fósiles: ¿Cuáles son los riesgos para las empresas?


Más allá del calentamiento global provocado por las emisiones de gases de efecto invernadero, la dependencia de las energías basadas en el carbono representa tres riesgos principales para las empresas: aceptación, disponibilidad y accesibilidad.


Aceptación pública


Durante la última década, los formuladores de políticas, los círculos económicos y el público en general se han vuelto cada vez más conscientes de la urgencia de la crisis climática. La presión de la opinión pública sobre las empresas para que descarbonicen sus actividades es cada vez más fuerte.

Esto no solo afecta la imagen de marca, sino también el atractivo de las empresas:


  • En materia de contratación: la responsabilidad social y medioambiental de las empresas es clave para atraer perfiles de calidad.
  • A nivel financiero: este es un criterio que los inversores tienen muy en cuenta hoy en día.


Disponibilidad de recursos


Según una estimación de la Agencia Internacional de la Energía, se espera que la demanda mundial de energía crezca un 45 % para 2030. Sin embargo, las reservas de combustibles fósiles no son infinitas.


El pico de la producción de petróleo convencional ha terminado. Las capacidades de suministro ya han disminuido, y la extracción se vuelve cada vez menos rentable. De ahí la necesidad de que las empresas descarbonicen sus actividades y recurran a los combustibles no fósiles.


Asequibilidad


Tras un largo período de estabilidad, los precios de la energía han aumentado considerablemente en los últimos años. Según las estimaciones, el precio del MWh, que ha estado entre 35 y 42 euros durante 15 años, podría llegar a subir hasta los 300 euros en 2023.

 

Esta volatilidad de precios es un verdadero obstáculo para los tomadores de decisiones, quienes necesitan proyectarse a largo plazo. Con estas subidas de tarifas, la energía supone un reto económico para las empresas y su competitividad.

Creciente presión por la independencia energética

Hoy en día, muchos países dependen de las importaciones de combustibles fósiles. Sin embargo, estos suministros están sujetos a incertidumbres geopolíticas. Hemos estado viendo esto cada vez más desde el comienzo del conflicto en Ucrania, que ha puesto en duda las importaciones rusas de hidrocarburos a Europa.


Al mismo tiempo, las regulaciones introducidas por las autoridades públicas a raíz de los acuerdos de París son cada vez más restrictivas. El objetivo es mantener el aumento de la temperatura global en 2 °C, o incluso en 1,5 °C, en comparación con los niveles preindustriales.


Algunas empresas que están a la vanguardia en la lucha contra el calentamiento global también están aumentando la presión sobre los mercados económicos. Es el caso de Microsoft, por ejemplo, cuyo objetivo es alcanzar la neutralidad de carbono en 2030 (20 años antes de la fecha límite marcada por los acuerdos de París). La compañía también tiene como objetivo eliminar la deuda de carbono que han acumulado desde el inicio de Microsoft para 2050.

Resiliencia energética para garantizar la continuidad del negocio

Ante estas incertidumbres, que están vinculadas a nuestra dependencia de los combustibles fósiles, ha habido una creciente conciencia de la necesidad de resiliencia energética.A nivel mundial, la resiliencia se refiere a la capacidad de un sistema para absorber impactos y seguir funcionando, incluso en caso de avería. Por lo tanto, lograr la resiliencia energética apunta a construir una sociedad y una economía más autónomas, capaces de resistir los riesgos energéticos. Esto implica reducir el consumo de energía y descarbonizar las actividades económicas.


Se pueden considerar tres ejes principales:


  • Descarbonización de procesos industriales: por diversos medios como la producción de calor a partir de biomasa, o el uso de combustibles sólidos recuperados.
  • Rehabilitación energética de edificios, de los cuales el 30% siguen siendo pisos térmicos.
  • Optimizando procesos y reduciendo el consumo de energía a través de la innovación tecnológica y la inteligencia artificial, para una mayor eficiencia energética sin impactar la producción.


Las tecnologías digitales están a la vanguardia de las posibles soluciones para enfrentar estos desafíos.

Gestión del flujo de energía en tiempo real para la resiliencia energética

El control de los flujos de energía, especialmente en tiempo real, puede desempeñar un papel en la descarbonización de las actividades económicas y la optimización del rendimiento energético en las empresas.

 

Más concretamente, esto significa:


  • Recopilación de datos sobre todos los flujos de energía, con acceso a datos históricos y confiabilidad de datos garantizada.
  • Visualización y monitoreo de flujos de energía en vivo.
  • Analizando y anticipando todos los factores que influyen, identificando opciones de optimización energética y simulando escenarios de mejora del rendimiento.


En la renovación energética de edificios, por ejemplo, los datos se pueden utilizar para identificar fallas térmicas y asociar datos con la morfología de un edificio.

Centrarse en la resiliencia energética dentro de un ecosistema


Las tecnologías en la nube y el intercambio de datos permiten ir más allá de los perímetros de una empresa y cooperar dentro de un ecosistema. Después de todo, la resiliencia energética es un problema global cuyas soluciones deben considerarse colectivamente.

Por lo tanto, la tecnología digital se puede utilizar para mejorar la resiliencia energética de las empresas frente a las incertidumbres climáticas, económicas y geopolíticas que tienen un impacto en los precios de los combustibles fósiles. Sin embargo, debemos tener cuidado con las emisiones de carbono generadas por la producción de datos que, cuando se almacenan en servidores, representan el equivalente al 10% del consumo mundial de electricidad. En beneficio de todos, se debe definir y diferenciar según el contexto un uso más sobrio y cualitativo de los datos. 


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Ameneer Mexico